Por Jorge Sánchez
En respuesta a la contingencia derivada por el COVID – 19, que generó la declaratoria del Estado de Emergencia Económica Social y Ecológica en el territorio Nacional Colombiano, el ministerio de trabajo expidió la circular 041 del 2 de junio 2020, con la cual precisa los lineamientos respecto al trabajo en casa, teniendo como objetivo evitar la propagación del virus y mitigar la disminución de los efectos económicos producidos a las empresas. A través de la ejecución de los contratos de trabajo, acudiendo a esta modalidad, se da una alternativa efectiva para la continuidad de negocio, la cual tiene como fundamento el respeto de las garantías laborales contempladas en el Código Sustantivo del Trabajo.
Es así, como a través de la citada circular se regula, que las relaciones laborales se mantienen bajo las mismas condiciones y presupuestos que determinaron su origen: Empleador y trabajador mantienen su vínculo vigente, trasladando el desarrollo de actividades a los hogares, sin disminución unilateral de la contraprestación económica, conservando las funciones asignadas y la jornada laboral. Cuando eventualmente se requiera la permanencia y conexión del trabajador por fuera del su jornada habitual, se reconocerá el pago de las horas extras y recargos por trabajo dominical y festivo. Continúa la subordinación y la responsabilidad del trabajador en cuanto a los resultados de sus actividades, sujetas a la retroalimentación que frente a cada tema se considere conveniente y los controles de verificación creados para el efecto. Es necesario que el empleador incluya la metodología de trabajo en casa para la evaluación de riesgos de la empresa, informado a la administradora de riesgos laborales esta novedad que de carácter temporal adoptó, precisando las condiciones de modo tiempo y lugar en que se llevará a cabo.
La modalidad de trabajo en casa permite a la empresa su continuidad en el mercado, haciendo menos grave el efecto producido por las disposiciones de aislamiento adoptadas por el Gobierno Nacional. El éxito de su aplicación depende del nivel de compromiso con el que cada quien asuma su rol, porque lo único que cambia es el entorno donde se llevan a cabo las responsabilidades asignadas; es el momento en el que valores como la disciplina, la autogestión y el fortalecimiento en la comunicación, resultan preponderantes para que las directrices empresariales sigan encaminadas al cumplimiento de visión corporativa.